El Madrid, el Barcelona, Cristiano Ronaldo, Messi, entradas a 200 euros, la reventa a 2000. Una camiseta 70, 13.500.000 espectadores, millones de euros invertido en seguridad y en que todo salga bien y si, no es más que un partido. Un partido que ha sido capaz de dividir a todo un país, de crear un gran movimiento de masas y de, por supuesto, hacer olvidar cualquier otra cosa que esté pasando en el mundo, cuando el balón empezó a rodar a las 20:45 del Miércoles 27 de Abril.
Este es un país que recorta las ayudas sociales y no es capaz de echarse a la calle, un país que está viendo como cada vez son más las personas que no tienen que echarse a la boca o ni siquiera un techo para vivir, un país que solo se ha unido cuando España ha ganado un mundial, así como un país que solo es capaz de preocuparse por si la roja de Pepe fue justa o no. Y entonces me pregunto ¿Seremos capaces de parar esto? ¿Sabremos luchar por lo que es nuestro, por nuestros derechos y los derechos de los demás?
El David que nos importara es aquel que se apellida Villa y sale por televisión, y no nuestro vecino David que está muy cerca del desahucio. Compraremos una camiseta de Marcelo y no miraremos a Marcelo, ese vagabundo que al cruzar la esquina siempre nos sonríe. Pediremos autógrafos a un tal Sergio Ramos y nos cruzaremos de acera cuando veamos al otro Sergio, el drogadicto del barrio. Es lo que nos toca vivir, es lo que nos toca cambiar.
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